Ganadería
En el marco de Nacional Hereford, el Foro Ganadero reunió a referentes de INAC, Fucrea y CERES para analizar el presente y futuro de la carne en Uruguay. Se debatió sobre sostenibilidad, productividad y las claves para romper el “techo de cristal” del sector
En una mañana de otoño particularmente auspiciosa, la
Sociedad de Criadores de Hereford
llevó adelante un nuevo Foro Ganadero en el marco de la séptima edición de la Nacional Hereford. Con el lema “Visión futuro ganadero", el evento reunió a tres expositores que abordaron el potencial del sector desde diferentes enfoques: Inés Invernizzi (INAC), Gonzalo Ducós (Fucrea) y Martín Alesina (Ceres). Sostenibilidad, eficiencia productiva, rentabilidad, empleo, presión fiscal y acceso a mercados fueron algunos de los ejes debatidos frente a un auditorio compuesto por técnicos, productores y jóvenes.
Una ganadería con futuro: la visión desde INAC
La primera presentación estuvo a cargo de la ingeniera agrónoma Inés Invernizzi, gerenta de Estrategia e Innovación del Instituto Nacional de Carnes (INAC), quien planteó la visión del instituto sobre el desarrollo sostenible del sector ganadero y el rol de Uruguay en la provisión de alimentos a escala global.“El sector ganadero no solo es relevante desde lo económico, sino también desde lo social y territorial”, afirmó Invernizzi, recordando que la actividad representa más del 10% del PIB si se consideran sus efectos directos e indirectos, y genera oportunidades de empleo en todo el país, especialmente en el interior, donde su incidencia supera el 16%.La ponencia subrayó las ventajas comparativas de Uruguay en la producción de alimentos, destacando que el país cuenta con una dotación de recursos naturales muy superior a la media mundial, lo que le permite alimentar a unas 35 millones de personas. “Tenemos un rol clave en la seguridad alimentaria global, sobre todo en un contexto de crecimiento demográfico y aumento de la renta en Asia y África”, explicó.Desde esa base, INAC plantea una estrategia centrada en dos grandes objetivos para 2030: aumentar la producción de carne vacuna a 750 mil toneladas y elevar el valor medio de exportación a 6.000 dólares por tonelada. Para alcanzarlos, el instituto trabaja en el estímulo a la demanda internacional y en la generación de una oferta sostenible.Entre las principales líneas de acción, Invernizzi detalló los esfuerzos por abrir nuevos mercados —especialmente en el sudeste asiático—, ampliar el abanico de productos habilitados en destinos ya consolidados y reducir la carga arancelaria que hoy representa unos 300 millones de dólares anuales para el país.El posicionamiento de marca también es una apuesta estratégica. A través de Uruguay Meats, INAC busca instalar al país entre los tres principales referentes de carne bovina en mercados como China, mediante campañas de alto impacto cultural, acuerdos con chefs e influencers, y una fuerte presencia en ferias internacionales.
El evento reunió a tres expositores que abordaron el potencial del sector desde diferentes enfoques: Inés Invernizzi (INAC), Gonzalo Ducós (Fucrea) y Martín Alesina (CERES).Foto: Manuela García Pintos.
En materia ambiental, el instituto promueve una narrativa basada en la sostenibilidad productiva como herramienta para defender el comercio internacional frente a eventuales barreras. “La ganadería no es la responsable del cambio climático. Estamos trabajando para posicionar ese relato en organismos globales como la FAO”, subrayó.Finalmente, la ingeniera advirtió que si bien la demanda es un gran traccionador del sector, el crecimiento debe estar acompañado por una oferta adecuada. En ese sentido, destacó que la mejora de productividad en los últimos años se apoyó principalmente en el engorde, con una deuda pendiente en la fase de cría. “Estimamos que hay un potencial de crecimiento del 20% en muchas zonas del país”, concluyó.
La gestión como motor: el aporte de Fucrea a la ganadería eficiente
La segunda exposición del Foro Ganadero estuvo a cargo del ingeniero agrónomo Gonzalo Ducós, coordinador del área ganadera de Fucrea, quien presentó una visión profundamente analítica sobre la evolución productiva, los márgenes económicos y los desafíos estratégicos del sector, a partir de los datos generados por los grupos CREA en todo el país.Ducós comenzó repasando la trayectoria de mejora sostenida del movimiento en las últimas dos décadas: la producción de carne por hectárea pasó de menos de 100 kg en los años 2000 a 151 kg en 2023. Esa evolución se explica, en parte, por un aumento en la superficie de pasturas y verdeos, que pasó del 10% al 18%, así como por una mejora en el manejo y la eficiencia de esas áreas. “Cada año ganamos unos dos kilos por hectárea, de forma sistemática”, resumió.En términos económicos, mostró cómo la rentabilidad de las empresas CREA está fuertemente condicionada por los precios internacionales y el tipo de cambio. “Podemos trabajar muy bien puertas adentro, pero el ingreso de capital sigue dependiendo de lo que pase con el mercado y los precios del novillo”, advirtió. Aun así, destacó que la producción —y no tanto los costos— es el principal factor que explica la variabilidad de los resultados económicos en los distintos sistemas.Ducós subrayó el valor de las pasturas y el ajuste de carga como ejes del crecimiento. Presentó el caso concreto de una empresa del noreste que logró aumentar un 20% su producción de carne en cinco años, pasando de 146 a 200 kg/ha, con un incremento de carga bien planificado. “El secreto no es producir más a cualquier costo, sino saber cuánto cuesta producir cada kilo de carne. Si no cuidamos los márgenes, podemos perder dinero incluso produciendo más”, enfatizó.El expositor también destacó el potencial de los campos naturales mejorados, que en algunas regiones duplican la producción de carne respecto al promedio. “Donde más hemos invertido, más estamos viendo resultados. En zonas del centro del país, por ejemplo, los mejoramientos explican hasta un 40% del incremento productivo”, detalló.En cuanto a perspectivas de mercado, Ducós presentó una lectura equilibrada pero alerta. Si bien reconoció que el momento actual es favorable —con precios altos, buena condición forrajera y exportaciones en crecimiento—, recordó que los picos de precio no son eternos y suelen revertirse abruptamente. “No sabemos qué puede pasar después de octubre. Por eso, hay que aprovechar ahora y prepararse para lo que venga”, reflexionó.Finalmente, compartió la experiencia de un grupo CREA en Durazno que, en siete años, incrementó su producción de carne de 122 a 160 kg/ha y logró aumentos de hasta 51% en el ingreso de capital respecto al punto de partida. “La mejora no vino por más recursos, sino por mejor gestión. Y los grupos que más aprendieron fueron los que más salieron a mirar qué hacían los mejores”, concluyó.
¿Cuánto te cuesta producir un kilo de carne?
Esa fue la pregunta que Gonzalo Ducós planteó como clave para el futuro de la ganadería eficiente. “Pasar de 140 a 200 kilos por hectárea es posible. Lo difícil es mantener los márgenes al hacerlo. No se trata solo de producir más, sino de saber si ganamos o perdemos plata con cada kilo”. Desde Fucrea, esta métrica se ha vuelto central: costo por kilo producido vs. precio de venta, una ecuación determinante para medir la salud del negocio. Ducós subrayó que los márgenes ajustados suelen ser la primera víctima de estrategias mal calibradas de suplementación o inversión sin retorno claro.Según datos de Fucrea, las empresas con más superficie en pasturas y verdeos lograron las mayores mejoras en producción. En zonas del centro y noreste del país, los campos naturales mejorados duplican la eficiencia. “La clave está en el manejo. Donde se invierte y se mide, se mejora”, afirmó Ducós.
CERES: impacto económico, presión fiscal y el desafío de crecer
Cerrando el Foro Ganadero, el economista Martín Alesina, coordinador del Centro de Estudios de la Realidad Económica y Social (Ceres), aportó una perspectiva macroeconómica sobre el peso actual del sector cárnico en la economía uruguaya y las barreras estructurales que limitan su expansión.“La carne es hoy el principal rubro de exportación del país y genera más del 10% del PBI cuando se considera su impacto directo e indirecto”, señaló Alesina. Según los estudios realizados por CERES en conjunto con INAC, el sector emplea a 89.000 personas y aporta cerca de 700 millones de dólares anuales en impuestos, más que la suma de los sectores agrícola, forestal y lechero juntos.Uno de los puntos más destacados de su intervención fue el tipo de empleo que genera la cadena cárnica: da trabajo a personas de mayor edad y menor nivel educativo que el promedio nacional, y en ocupaciones con bajo riesgo de automatización. “El impacto social es clave. Este sector genera oportunidades laborales donde más se necesitan”, sostuvo.Sin embargo, Alesina advirtió que la carne uruguaya enfrenta un “techo de cristal” en términos de producción y exportación: la faena se estabiliza en torno a 2,4 millones de cabezas y los mercados actuales están saturados, con altos niveles de aranceles. “Hoy el país paga un promedio de 12% de arancel efectivo por exportar carne, el doble que Australia”, explicó. Si la producción aumentara un 20%, ese costo podría subir hasta el 21,5%, volviendo inviable el negocio.Para romper ese límite, propuso una estrategia agresiva de inserción internacional: más oficinas comerciales, presencia técnica y diplomática en mercados con potencial (sudeste asiático, Medio Oriente, África) y expansión de las habilitaciones sanitarias. También planteó mejoras en infraestructura —sobre todo en capacidad de frío— y en la productividad industrial, con incentivos a la asistencia, presentismo y confort laboral.Finalmente, Alesina mostró un ejercicio de impacto que cuantifica lo que podría representar ese 20% adicional de producción: una suba del 1,5% del PBI, 3.100 nuevos empleos, 1.200 millones de dólares de actividad económica extra y 70 millones más de recaudación fiscal. “El esfuerzo vale la pena. Pero requiere acción pública y privada sostenida. No es un gasto: es una inversión en el futuro del país”, concluyó.
2025-05-18T07:00:00